Los Hermanos Pardo Ordoñez (Javier y Miguel Ángel) nacen en Madrid (1977) y realizan el ingreso en la Facultad de Bellas Artes de Madrid, donde se forman como pintores y en la que actualmente son profesores. Mantienen una clara línea continuista del singular realismo español (Realismo de Madrid) y poseen ciertos vínculos de indudable conexión, tanto en los criterios técnicos como en los estéticos.
Este singular y novedoso realismo empieza a gestarse con una “Primera Generación” de realistas entre los que se encuentran Antonio López García, María Moreno, Carmen Laffón, Julio López y Francisco López, Isabel Quintanilla, entre otros, y tiene su continuación en una “Segunda Generación” de realistas en las que destacan figuras de la talla de Florencio Galindo (Maestro y referente), Matías Quetglás, Alfonso Galván, Mariano Villegas, Guillermo Lledó, Antonio Maya entre otros, y precisamente, este grupo de pintores realistas extraordinarios, que aportaron una nueva mirada comprometida entre invención e interpretación del referente, se convierten en la principal fuente de conocimiento en la obra de los Hermanos Pardo.
A lo largo de su natural evolución temporal, los Hermanos Pardo han ido tomando caminos
distintos y a su vez, concretos en su manera de contemplar y analizar la realidad, llegando a unas conclusiones validísimas y comunes que se centran a partir de este realismo llamado sustancioso
y trascendente, fuera de las modas y estrategias del mercado del arte.
El inminente peso de la Tradición Española (Siglo de Oro), con Velázquez a la cabeza, y su preocupación por un realismo completamente personal y sobretodo “diferente” abarca el epicentro de su pensamiento. Es indudablemente cierto, que la obra de los Hermanos Pardo ofrece un testimonio claro de un nuevo realismo “renovador” que establece paralelismos inequívocos no solo con la más pura tradición española sino también con el Informalismo español nacido a mitad del siglo XX, en figuras tan relevantes como el pintor Lucio Muñoz, entre otros, sin olvidarnos del artista contemporáneo Miquel Barceló. Es por tanto saber reconocer que la filosofía de su realismo se basa precisamente en trascender esa realidad visible, transmitiéndola a través de la plástica, la emoción y el sentimiento, sin necesidad de imitar las formas ópticas de la naturaleza.
Alejada de la simple imitación óptica de la realidad, se desarrolla la obra de los Hermanos Pardo, donde los espacios y elementos pintados se circunscriben a dos lugares muy concretos y esenciales para ellos: la Facultad de Bellas Artes de Madrid (centro neurálgico por excelencia) y su espacio de trabajo (Estudio), que constituyen el centro inagotable de su temática a los que van incorporando la representación de elementos estructurales y conjuntos arquitectónicos.